El pulso entre las dos mayores potencias económicas se calmó por un año. Un pacto clave en el que Estados Unidos y China acordaron no aplicar nuevas y duras restricciones de comercio.
El Secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, anunció el acuerdo tentativo que surgió tras la cumbre entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping. En simple, explicó que EE. UU. pausó su decisión de restringir las exportaciones a ciertas empresas chinas, una medida muy sensible para Pekín. A cambio, China aceptó dejar en stand-by sus restricciones sobre las tierras raras, unos 17 minerales que son esenciales para fabricar tecnología avanzada (desde baterías hasta misiles).
Este deal evitó una escalada peor de la guerra comercial que trajo al mundo subidas de aranceles y la amenaza de una ruptura de las cadenas de suministro. Bessent dijo que se logró una tregua comercial de doce meses en un intercambio directo que benefició a ambas partes. Este respiro permite negociar un acuerdo más permanente, aunque algunos expertos creen que Xi Jinping dominó la negociación.
