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La industria argentina sólo utilizó el 58 % de su capacidad instalada, dejando 4 de cada 10 máquinas sin funcionar y poniendo en jaque la supervivencia de muchas pymes.

La explicación apunta a dos causas centrales: primero, una baja en el consumo interno que dejó menos clientes para los productos nacionales; y segundo, una entrada de productos importados que compiten directamente con lo que fabrican acá. En el sector textil, por ejemplo, 6 de cada 10 máquinas quedaron paradas.

El presidente del Observatorio IPA, Daniel Rosato, advirtió: “La situación es crítica, las fábricas no pueden sostener esta inactividad”. Las cámaras empresarias también alertaron que el mercado interno se achicó demasiado y que la apertura de importaciones dejó sin espacio para las pyme locales. Hasta ahora el Gobierno no presentó medidas concretas para revertir el declive: no hay anuncios sobre políticas de protección industrial ni líneas de crédito definidas.