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El oro alcanzó niveles inéditos y la plata volvió a brillar ante una tormenta financiera global, reflejo de la desconfianza en el dólar y la Fed.

En los últimos días, el precio del oro voló por encima de los USD 3.500 la onza, superando su pico de abril y consolidando su rol como refugio ante la incertidumbre económica y las tensiones globales.

Analistas coinciden en que el debilitamiento del dólar, los cuestionamientos de Donald Trump a la independencia de la Reserva Federal y las disputas arancelarias globales generaron un cocktail perfecto para catapultar a los metales preciosos.

El efecto en los mercados fue inmediato: las bolsas europeas cayeron y los futuros de Wall Street registraron pérdidas.