El asado, un símbolo de unión familiar y social en la cultura argentina, se vio directamente afectado por esta situación, ya que su costo aumentó considerablemente en los últimos meses.
A pesar de la importancia cultural del asado, la prioridad de las familias pasó a ser llegar a fin de mes y cubrir los gastos esenciales. Esta reducción en el consumo de carne es solo una de las tantas medidas que las familias implementaron para ajustar sus economías en medio de una crisis que no da tregua.
Además del asado, las familias también comenzaron a restringir otros gastos relacionados con el entretenimiento y los productos no esenciales. Sin embargo, el impacto sobre el asado fue uno de los más significativos, por tratarse de una costumbre tan arraigada en la vida cotidiana argentina.