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La justicia china condenó al exministro Tang Renjian a pena de muerte con suspensión por dos años, luego de determinar que aceptó sobornos masivos.

Entre 2007 y 2024, Tang aprovechó sus distintos cargos (ministro, gobernador, funcionario) para favorecer negocios, contratos y promociones a cambio de dinero y bienes. El tribunal de Changchun dijo que “provocaron graves perjuicios al Estado y al pueblo”.

Como atenuante, Tang confesó, devolvió los bienes obtenidos ilícitamente y se mostró arrepentido. Si no comete nuevos delitos durante los dos años de gracia, la pena normalmente se convierte en prisión perpetua.

Este fallo refuerza la campaña anticorrupción del líder Xi Jinping, que no discrimina altos cargos. También envía un mensaje claro: incluso los poderosos están expuestos si se corrompen.