Un informe de Unicef reveló que un millón y medio de niños en Argentina se saltearon al menos una comida al día debido a la crisis económica, y un millón de ellos se fue a dormir sin cenar.
La situación también afectó a 4,5 millones de adultos en estos hogares, quienes se vieron obligados a omitir comidas para priorizar la alimentación de sus hijos. Esta realidad evidenció el impacto desproporcionado de la pobreza en hogares con menos acceso a la educación y aquellos encabezados por mujeres.
El informe destacó la urgente necesidad de implementar políticas que protejan los recursos destinados a la infancia para mejorar su situación. La crisis económica golpeó especialmente a los sectores más vulnerables, aumentando la brecha de desigualdad y exponiendo a los niños a riesgos de malnutrición y problemas de salud a largo plazo.