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Tesla decidió hacer un cambio radical: el fabricante de autos eléctricos pidió a sus proveedores excluir cualquier pieza fabricada en China de los vehículos destinados al mercado de Estados Unidos. Es una jugada audaz para protegerse de la guerra comercial.

El CEO de Tesla, Elon Musk, impulsó este giro industrial para reducir la exposición de la compañía al incierto escenario geopolítico entre Washington y Beijing. La meta es evitar que nuevos aranceles o interrupciones en la cadena de suministro, como sucedió con la pandemia, impacten la fabricación en sus plantas de California y Texas. Tesla ya comenzó a sustituir algunos componentes, pero quiere que el reemplazo total se concrete en un plazo de uno a dos años.