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Los consumidores argentinos cambiaron su preferencia hacia opciones saladas para las fiestas de fin de año, priorizando la picada sobre los dulces tradicionales.

Un fenómeno particular se observó en los comercios de todo el país: la demanda de cajas navideñas con fiambres, quesos y embutidos superó a las clásicas versiones con confituras. Los comerciantes notaron que la gente buscó productos regionales y combinaciones gourmet para compartir. Esta elección reflejó un cambio en la cultura de consumo, donde la practicidad de una picada se impuso sobre la formalidad de los postres navideños.