Un estudio de la consultora Moiguer reveló que el 65% de los argentinos ajustó sus gastos en medio de la crisis, y el asado, ícono del país, fue uno de los primeros en ser recortado.
El impacto de la crisis económica en Argentina se hace sentir en uno de los mayores símbolos de su cultura: el asado. La tradición de reunirse los fines de semana alrededor de la parrilla se ha vuelto un lujo que pocos pueden costear debido a la creciente inflación y la pérdida del poder adquisitivo. Según un estudio reciente de la consultora Moiguer, el 65% de los argentinos se vio obligado a ajustar sus consumos en medio de la situación económica.
El asado, que representa mucho más que una comida para los argentinos, fue uno de los primeros en ser recortado. Desde la Cámara de Frigoríficos indicaron que el consumo de carne cayó un 11.3% en lo que va del año, lo cual confirma esta tendencia. Con precios cada vez más altos y un presupuesto cada vez más ajustado, las familias argentinas ven cómo se esfuma una de sus costumbres más queridas.