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China, la potencia económica mundial, enfrenta una crisis poblacional sin precedentes: la tasa de nacimientos se desplomó en la última década, lo que obligó al Gobierno a buscar medidas urgentes para evitar un colapso demográfico.

El problema comenzó a intensificarse después de que el país pusiera fin a la estricta Ley del Hijo Único, implementada en 1993 para controlar el rápido crecimiento. Paradójicamente, el panorama se invirtió por completo. Los datos recientes son alarmantes: solo se registraron 9.54 millones de nacimientos en 2024, una cifra que contrasta fuertemente con los 18.8 millones contabilizados hace tan solo diez años.