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En una escena que no pasó desapercibida, Javier Milei y Santiago Caputo salieron al balcón presidencial de la Casa Rosada, levantaron las manos y saludaron a los transeúntes que observaban lo que ocurría en el primer piso. Esta puesta en escena se produjo después de varios días en los que el expresidente Mauricio Macri criticó constantemente al entorno más cercano de Milei, aunque aclaró que su problema no era directamente con el presidente, sino con su círculo íntimo.

Macri había centrado sus críticas en Santiago Caputo, el asesor todoterreno de Milei, y en su hermana Karina. Desde el entorno libertario, respondieron que «cruzar a Karina es no entender a Javier», sugiriendo que Macri estaba jugando con fuego al dirigir sus comentarios hacia ella. Sin embargo, las críticas más recientes de Macri se enfocaron en Caputo, dejando a Karina fuera de su radar.

El conflicto entre ambos líderes políticos refleja diferencias ideológicas profundas. Según la cúpula libertaria, Macri sigue creyendo que el problema es reducir el tamaño del Estado, mientras que Milei y su equipo consideran que debe eliminarse por completo. Esta discrepancia subraya el enfrentamiento ideológico entre el macrismo y los libertarios, marcando una clara distancia en sus visiones sobre el papel del Estado en la sociedad.

La aparición de Milei y Caputo en el balcón de la Casa Rosada fue interpretada como una demostración de fuerza y unidad ante las críticas. Esta imagen simbólica buscó reafirmar el liderazgo de Milei y el respaldo de su entorno, destacando la cohesión interna frente a las presiones externas.

El conflicto entre Milei y Macri es una manifestación de la polarización política que vive el país, donde las diferencias ideológicas se traducen en enfrentamientos públicos y tensiones en el ámbito político. La respuesta del entorno de Milei refleja su disposición a enfrentar las críticas y defender su visión política, reafirmando su compromiso con un cambio radical en la estructura del Estado argentino.