Un nuevo plástico japonés promete cambiar el mundo: no contamina, se degrada rapidísimo y encima enriquece el suelo al desaparecer.
Investigadores del Centro RIKEN para la Ciencia de la Materia Emergente, en colaboración con la Universidad de Tokio, desarrollaron un plástico biodegradable revolucionario que podría cambiar el futuro del planeta. Según publicaron en la revista Science, lograron diseñar un material que se disuelve en agua de mar en cuestión de horas y se descompone en tierra firme en apenas 10 días.
A diferencia de los plásticos tradicionales, que tardan siglos en degradarse y liberan microplásticos peligrosos para los ecosistemas, este nuevo plástico no deja residuos tóxicos. Por el contrario, libera nutrientes esenciales como fósforo y nitrógeno durante su descomposición, enriqueciendo el suelo en lugar de contaminarlo.
Además, el material es reciclable: se puede recuperar hasta el 91% de sus componentes después de su uso, un logro que impulsa aún más la economía circular. También puede moldearse fácilmente a temperaturas superiores a 120 °C, manteniendo propiedades de resistencia similares o incluso mejores que las de los plásticos comunes.
