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Fumar acelera el envejecimiento del cerebro y aumenta el riesgo de demencia y Alzheimer, según investigaciones recientes.

Un estudio reciente publicado en Biological Psychiatry: Global Open Science analizó más de 32.000 resonancias magnéticas y reveló que el tabaquismo está asociado con una disminución significativa del volumen cerebral, especialmente en las regiones frontal y temporal, áreas cruciales para funciones como la memoria y la toma de decisiones.

Los investigadores observaron que los fumadores diarios pueden perder hasta 2,9 cm³ de tejido cerebral. Este daño es acumulativo y dosis-dependiente: a mayor cantidad de cigarrillos consumidos, mayor es la pérdida de volumen cerebral.

Los mecanismos detrás de este deterioro incluyen hipoxia, inflamación crónica, estrés oxidativo y vasoconstricción, que afectan la estructura y función cerebral. Además, fumar reduce la neurogénesis y altera la sinaptogénesis, impactando negativamente en la plasticidad y mantenimiento de las conexiones neuronales.