Un reportaje de The Wall Street Journal ha sacudido al mundo del deporte al revelar que los nadadores olímpicos, incluso aquellos que han traído muchas medallas a Estados Unidos, orinan en las piscinas durante sus entrenamientos y competencias.
La noticia, titulada «El sucio secreto de los nadadores olímpicos», ha puesto el foco en una práctica que es habitual entre los deportistas acuáticos, pero que rara vez se discute abiertamente.
Lilly King, una de las nadadoras más destacadas de Estados Unidos y doble campeona olímpica en los Juegos de Río 2016, fue una de las que admitió sin reparos: «Probablemente he orinado en todas las piscinas en las que he nadado». King, que también ha ganado dos platas y un bronce en Tokio 2020, ve esta práctica como una habilidad. Para ella y otros nadadores, es parte del proceso de mantenerse hidratados durante los exigentes entrenamientos.
Los nadadores olímpicos deben consumir grandes cantidades de líquido para evitar la deshidratación debido al intenso desgaste físico al que están sometidos. Los trajes de baño, diseñados para ser ceñidos y aerodinámicos, no facilitan la tarea de salir del agua para ir al baño. Así, orinar en la piscina se convierte en una práctica común y, para muchos atletas, es una cuestión de practicidad.
El reportaje del WSJ ha desatado un debate sobre esta práctica, que algunos consideran antihigiénica, mientras que otros la ven como una necesidad dentro del contexto del deporte de alto rendimiento. Para los nadadores, esto es solo un aspecto más de su entrenamiento, algo que hacen sin pensarlo demasiado y que consideran parte de su rutina diaria.