La Generación Z francesa abandonó los boliches y eligió planes caseros: videojuegos, juntadas íntimas y maratones de series.
En París, epicentro de la movida nocturna, la tendencia se notó con fuerza. Desde 1980, más de dos tercios de las discotecas cerraron, y la pandemia aceleró ese proceso.
Los jóvenes dijeron que priorizaron los encuentros en casa por encima de la fiesta. “Prefiero charlar con amigos o la PlayStation”, aseguraron a Le Parisien. La escena nocturna francesa cambió y cada vez son más los que se sumaron a esta vida hogareña.
