El impacto no afecta la Tierra directamente, pero pondría en alerta satélites por los escombros expulsados y podría generar una lluvia de meteoritos visible desde acá.
Este cuerpo rocoso fue detectado en diciembre de 2024 por el sistema ATLAS en Chile. Mide entre 40 y 90 m, aunque estimaciones más precisas sugieren unos 60 m de diámetro, similar al edificio que generó el evento de Tunguska en 1908
Inicialmente se temió por la Tierra, con probabilidades de 3 %, según la NASA, pero más observaciones descartaron ese riesgo .
En junio de 2025, gracias al telescopio James Webb, se actualizaron datos orbitales y aumentó la probabilidad de impacto lunar a 4,3 % . Este nivel, aunque aparentemente bajo, se considera significativo según los estándares de defensa planetaria: supera el 1 % necesario para activar protocolos de aviso formal
