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La policía alemana desmanteló una pizzería en Düsseldorf que incluía cocaína en el pedido número 40. Un cliente dio la alarma y un fallido intento de deshacerse de pruebas selló el destino de su dueño.

En la ciudad de Düsseldorf, Alemania, la policía desbarató una operación de tráfico de drogas disfrazada de pizzería. La investigación comenzó en marzo de este año cuando inspectores de alimentación sospecharon que algo no estaba bien con los pedidos en el restaurante. La brigada antidroga siguió estas alertas y descubrió que, al pedir la opción número 40 del menú, los clientes no solo recibían una pizza sino también una dosis de cocaína. Este pedido en particular, irónicamente, era uno de los más populares del lugar.

Según Michael Graf von Moltke, director de lucha contra el crimen, esta operación llevó a un allanamiento que expuso cómo operaba la red de venta de drogas. La estrategia utilizada sorprendió a los agentes por su descaro, especialmente porque implicaba entregar las sustancias en las mismas cajas de pizza del restaurante. Tras una investigación minuciosa, los oficiales organizaron una redada en la pizzería y arrestaron a su dueño, un hombre de 36 años cuya identidad no fue revelada por motivos de confidencialidad.