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Arqueólogos egipcios descubrieron bajo el Mediterráneo una ciudad de más de 2.000 años, con templos, talleres y un muelle de 125 metros.

El hallazgo sorprendió por su magnitud: la urbe sumergida incluye templos de caliza, viviendas, depósitos de agua y hasta estanques para peces que revelan la organización urbana y económica de la época.

Entre los objetos recuperados se destacaron una estatua decapitada de la era ptolemaica y la base de otra figura de un noble romano. El rescate se realizó con buzos y grúas para evitar daños en las piezas.

El ministro de Turismo y Antigüedades, Sherif Fathi, explicó que “solo se extraen piezas seleccionadas, el resto permanece bajo el agua como patrimonio”. El sitio ya es considerado uno de los yacimientos subacuáticos más relevantes del Mediterráneo.