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Rusia diseñó un sistema de estaciones automáticas en la Luna para investigar si el satélite puede albergar vida humana de forma constante.

La agencia espacial Roscosmos puso en marcha el programa Luna-Glob, una iniciativa que buscó instalar tecnología robótica en la superficie lunar. El objetivo principal fue estudiar el suelo y los recursos del satélite sin necesidad de enviar personas en una primera etapa. Para esto, los científicos rusos identificaron una zona específica donde un robot especializado realizó pruebas de estabilidad y analizó los componentes químicos del terreno.

«La agencia se encontró actualmente sentando las bases experimentales para definir los objetivos estratégicos de largo plazo», explicó Denis Kutovoy, directivo de Roscosmos. Esta fase permitió recolectar datos críticos sobre la radiación y la presencia de agua congelada, elementos fundamentales para cualquier base que pretenda recibir astronautas en los próximos años. El proyecto funcionó como un laboratorio remoto que operó a 384.400 kilómetros de distancia.