El Príncipe Andrés, hijo del difunto rey Carlos III, está bajo la lupa de la Policía de Londres por supuestamente utilizar su posición real para espiar a la mujer que lo denunció por abuso sexual, Virginia Giuffre.
La investigación se centra en un posible abuso de poder que habría ocurrido al solicitarle a su oficial de guardia que buscara información personal muy sensible de Giuffre.
El duque de York le pidió a su escolta que consiguiera la fecha de nacimiento y el número de seguridad social de Virginia Giuffre en Estados Unidos. Entregar esa información a una persona de su servicio de protección, que tiene acceso a bases de datos y contactos por su trabajo policial, significa una violación a la privacidad de la denunciante. Este movimiento del príncipe sugiere un intento de investigar o «sacar los trapos sucios» de Giuffre después de que ella lo acusó de abuso sexual cuando era menor en el marco de la red de tráfico de Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell.
