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Un asalto de película impactó al mundo del arte: cuatro ladrones se colaron en el Museo del Louvre y saquearon la colección de joyas de Napoleón y la emperatriz Eugenia, valorada históricamente como incalculable.

Lo que pasó fue simple: un grupo de delincuentes, que se hicieron pasar por obreros para no llamar la atención, entró en la Galería de Apolo del Louvre, un lugar donde se guardan joyas muy viejas y valiosas de la monarquía francesa. En una operación súper rápida, que duró apenas siete minutos, rompieron las vitrinas y se llevaron un total de nueve piezas. Las autoridades francesas confirmaron que lograron recuperar una de ellas, la corona de la emperatriz Eugenia, que tiene 1.354 diamantes y 56 esmeraldas, pero lamentablemente la joya estaba dañada, probablemente porque los ladrones la perdieron durante su escape.

Este tipo de joyas son imposibles de reemplazar porque son parte de la historia. El robo forzó el cierre total del museo más visitado del mundo para que la Policía pueda trabajar. Los investigadores buscan intensamente a los cuatro sospechosos, que usaron un camión con una escalera y una moto para la fuga. Mientras tanto, las otras ocho joyas robadas, que incluyen tiaras y broches de diamantes, siguen desaparecidas, generando una alarma internacional sobre la seguridad del patrimonio.