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La picadura de un alacrán puso en riesgo la vida de un niño en Aimogasta, forzando un traslado de urgencia a la Capital para que recibiera el suero que le salvó la vida. La alarma se encendió porque, con el calor, estos bichos venenosos se multiplicaron.

Lo que pasó fue simple: un niño fue picado por un alacrán y, por la gravedad de la situación, los médicos del lugar decidieron que no podían esperar. El veneno de estos arácnidos afecta el corazón y el sistema nervioso, especialmente en los niños.

La única cura real es el «suero antiescorpiónico», un medicamento que no está en todos los centros de salud, por lo que fue vital el traslado a Capital, donde está el Hospital de la Madre y el Niño, para que el nene pudiera recibir atención intensiva.