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Un turista británico de 38 años murió en Estambul tras someterse a un trasplante de pelo en una clínica privada.

La cirugía duró cinco horas y, poco después de salir del quirófano, su estado se complicó. Fue trasladado a un hospital, donde murió pese a los intentos por salvarlo. La policía turca investiga a la clínica CINIK por posible “homicidio culposo” e interrogó al equipo médico completo.

El cuerpo fue enviado al Instituto de Medicina Forense para la autopsia y luego repatriado al Reino Unido. El caso generó alerta sobre los riesgos del turismo médico en Turquía, uno de los destinos más buscados para cirugías estéticas por sus precios bajos.