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Se cumplieron 31 años del mayor atentado terrorista de la historia argentina y la herida sigue abierta: 85 muertos, 0 condenas.

El 18 de julio de 1994, una camioneta bomba explotó frente a la sede de la AMIA en el barrio porteño de Once. Fue a las 9:53 de la mañana y dejó un saldo de 85 personas muertas y más de 300 heridas. El hecho marcó para siempre a la comunidad judía y a todo el país.

Pese al paso del tiempo, no hay detenidos ni condenados. La Justicia argentina señaló al grupo Hezbollah y a una conexión local, pero la causa se convirtió en sinónimo de impunidad. Familiares y sobrevivientes volvieron a exigir “verdad y justicia” en un nuevo aniversario.