El gobierno de Milei formalizó el retiro de Argentina de la OMS, siguiendo el ejemplo de Trump y cuestionando la influencia de organismos internacionales en políticas nacionales.
Javier Milei notificó formalmente su decisión de retirar al país de la Organización Mundial de la Salud, el organismo clave en la coordinación internacional de políticas sanitarias. La medida fue comunicada mediante una carta firmada por el canciller Gerardo Werthein, fechada el 25 de febrero de 2025 y presentada durante la Asamblea General de la OMS en Ginebra. Según los protocolos, la salida se hará efectiva dentro de un año.
El Ejecutivo justificó la decisión argumentando que la OMS “limita la soberanía nacional” en cuestiones sanitarias, y criticó duramente su rol durante la pandemia de COVID-19. Esta postura sigue el precedente del expresidente estadounidense Donald Trump, quien también se retiró del organismo en 2020, aunque su sucesor, Joe Biden, revirtió esa decisión apenas asumió.
Sin embargo, especialistas y organismos de salud advierten que este alejamiento puede tener consecuencias graves para el país. La pertenencia a la OMS permite el acceso a alertas tempranas de enfermedades, cooperación científica, provisión de vacunas a precios accesibles y asistencia técnica ante brotes sanitarios. También garantiza la participación en decisiones globales sobre salud, incluyendo pandemias, campañas de vacunación y prevención de enfermedades.
Con esta decisión, Argentina se aísla del sistema de salud internacional, justo en un contexto global donde la cooperación entre países es esencial para enfrentar amenazas como el dengue, la gripe aviar, o futuras pandemias. Además, se pierde la posibilidad de acceder a fondos y programas que benefician directamente al sistema público de salud y a millones de personas que dependen de él.
En vez de fortalecer el sistema sanitario y mejorar la respuesta del Estado, el gobierno elige romper lazos con una de las pocas instituciones que promueven la equidad en el acceso a la salud a nivel mundial.