El expresidente argentino Alberto Fernández negó las acusaciones de violencia de género presentadas por su expareja Fabiola Yañez. La exprimera dama lo denunció penalmente por presunta violencia física y mental, alegando que el exmandatario había ejercido violencia sobre ella. Esta denuncia se produjo luego de que supuestas pruebas fueran halladas en el celular incautado de la histórica secretaria de Fernández, María Cantero.
En respuesta a estas acusaciones, Fernández anunció que planeaba emitir un comunicado de prensa en el que reafirmaría su inocencia. Durante una conversación con La Nación, expresó su intención de aclarar la situación en los tribunales. «Estoy por sacar un comunicado. Es todo lo que diré. El resto lo haré ante la justicia. Es todo falso. Pero todo lo demostraré ante la justicia», afirmó.
El abogado de Yañez informó que la denuncia se presentó desde España, donde Yañez reside actualmente. A pesar de las acusaciones, Fernández se mantuvo firme en su postura, negando haber cometido actos de violencia de género y declarando que nunca había golpeado a una mujer en su vida. Estas declaraciones se produjeron tras la notificación del juzgado de Ercolini, que había sido informado sobre la existencia de pruebas que implicarían al expresidente.
El caso atrajo la atención mediática y generó un debate intenso sobre la violencia de género, especialmente en el contexto de figuras públicas y políticas. La situación se complicó aún más debido a la naturaleza pública de las figuras involucradas y las ramificaciones políticas potenciales.
Fernández, quien comparte un hijo con Yañez, Francisco, enfrenta ahora la tarea de defender su reputación mientras la Justicia evalúa las pruebas presentadas. La opinión pública sigue de cerca el desarrollo de este caso, que podría tener un impacto significativo en la percepción pública del exmandatario.