Cada 4 de agosto Argentina celebra el Día del Panadero, recordando la historia de lucha y creatividad de quienes dieron aroma y humor a nuestras mesas.
En 1887, los italianos Ettore Mattei y Errico Malatesta fundaron en Buenos Aires el primer sindicato del sector, clave para conquistar jornadas más cortas, mejores salarios y condiciones dignas de trabajo. Incluso publicaban su propio diario, El Obrero Panadero.
Su rebeldía también llegó a las bandejas: bautizaron facturas como “Vigilantes”, “Cañoncitos”, “Bolas de fraile” y “Sacramentos” como sátira hacia policía, Ejército e Iglesia. Desde 1957, esta fecha es oficial para homenajear su legado.
